martes, 19 de julio de 2011

El agua: un problema doblemente solucionado

El C.E.P. 40, desde sus comienzos, obtuvo el agua para sus alumnos de un pozo del vecino José Wisniewski (el mismo que donó el terreno para la escuela), quién todos los días bombeaba el agua hasta un tanque de la escuela.
A partir de la instalación de la escuela, esa zona (anteriormente deshabitada) comenzó a poblarse, y las cuatro familias que se instalaron en el camino de entrada de la escuela también obtenían el agua gracias a la generosidad de la familia Wisniewski.  Pero el problema comenzó en el verano con los meses de sequía. El pozo no dio abasto y se secó.
Esto hizo eclosión en el mes de mayo y desde entonces la escuela se quedó sin agua. A diferencia de lo que se haría en otros lugares, la escuela siguió trabajando y los alumnos asistiendo con sus termolares llenos para no pasar sed. Al mismo tiempo se realizaban las gestiones para la construcción de un pozo perforado para obtener agua.


Pero los tiempos burocráticos no siempre se adaptan a los humanos, y la falta de agua complicaba la situación de la escuela no sólo porque  se debían buscar bidones para saciar la sed de los alumnos, sino también por la limpieza de la escuela. Así fue que el  lunes 13 de junio, un  grupo de padres y vecinos se presentaron en la escuela, pero no para protestar, sino para poner manos a la obra y hacer que el agua llegara a la escuela.


Se encontraron unas vertientes en un monte distante a trescientos metros de la escuela, y los voluntarios comenzaron a construir una “represa” de contención. La escuela, por su parte realizó el aporte económico y la colaboración de los alumnos que como es costumbre ayudaron a colocar los caños, los cables, entre otras cosas.  Se compraron trescientos metros de cable y caño, una bomba, las conexiones eléctricas y se utilizó el tanque de la escuela para hacer una escala en el ascenso del agua (ya que además de los trescientos metros, existen más de  cincuenta metros de desnivel). Un vecino aportó una segunda bomba y ya estaba todo listo para tener agua en la escuela y para brindársela también a los vecinos.
Pero justo en el instante en el que se estaba por probar aquella “obra de ingeniería” casera, un alumno llamó al director para informarle que había llegado la empresa que realizaría la perforación y que querían saber en que lugar debían realizarla.
Parecía una broma (de mal gusto por cierto), pero fue real.
Así fue que mientras el agua de las vertientes llegaba por primera vez al tanque, la perforadora comenzaba su trabajo hasta llegar a los 52 metros de profundidad y encontrar “buena agua”. Al otro día, se instalaba la bomba en la perforación.
Pero el trabajo no fue en vano. Las obras en las vertientes llevarán agua a las familias vecinas (padres de alumnos de la escuela), y en caso de faltar agua en la perforación, habrá una segunda fuente de obtención de agua.
Una vez más la comunidad de Pozo Azul da muestras de protagonismo en la resolución de sus problemas, ya que ante la necesidad pone manos a la obra sin esperar que la solución venga desde afuera.
¡¡¡Gracias!!!

No hay comentarios: